Soltar – o más bien, liberar con seguridad – los traumas de infancia a través del cuerpo sí es posible, pero requiere cuidado, contención y mucha suavidad.
Primero te explico cómo funciona y luego te doy ejercicios corporales suaves y seguros para hacerlo.
Cómo el cuerpo guarda los traumas de infancia
Cuando somos niños y vivimos algo que nos asusta, humilla o duele (aunque parezca “pequeño”), el cuerpo puede:
- tensarse (músculos, respiración, mandíbula),
- congelarse (como si no pudiéramos reaccionar),
- o desconectarse (no sentir nada, “irse” mentalmente).
Esas reacciones quedan guardadas en la memoria corporal, incluso si ya no recordamos los hechos con la mente.
Por eso a veces, de adultos, sentimos miedo, vergüenza o tristeza sin saber por qué.
Qué busca la terapia corporal para trauma
No se trata de revivir el dolor, sino de:
- Sentir seguridad en el presente.
- Reconectar suavemente con el cuerpo.
- Liberar tensiones retenidas sin forzar.
- Dar nuevas respuestas físicas (por ejemplo, poder respirar, moverse, decir “no”).
Esto “reprograma” al cuerpo para que deje de estar en modo defensa y vuelva a sentirse seguro y vivo. A veces es lento, pero cada pequeña sensación de alivio o calor en el cuerpo es una parte del trauma que se libera. No necesitas experiencia previa. Solo necesitas un espacio tranquilo, ropa cómoda y disposición a sentir con amabilidad.
Aquí tienes una práctica de 15 minutos enfocada en liberar el trauma corporalmente (sin forzar), soltar el pasado y sanar memorias infantiles desde el cuerpo. Está inspirada en la bioenergética, la terapia somática y el trabajo con el niño interior.
Puedes hacerla cada mañana antes de empezar el día o antes de ir a dormir, en un espacio tranquilo y sin interrupciones.
Duración total: ~15 minutos
Objetivo: soltar tensiones del cuerpo, liberar emociones antiguas y conectar con una sensación de paz y apertura.
1. Enraizamiento y respiración consciente (2-3 minutos)
- Párate descalzo o con calcetines, los pies separados al ancho de las caderas.
- Flexiona levemente las rodillas.
- Respira suave y nota el contacto con el suelo.
- Inhala por la nariz, exhala por la boca con un suspiro suave (“haaa…”).
- Imagina que desde tus pies salen raíces hacia la tierra.
- Con cada exhalación, suelta pensamientos del pasado o emociones antiguas.
Di internamente: “Dejo ir lo que ya no necesito. Estoy aquí, en este momento. Ahora estoy a salvo.”

2. Liberar tensión con temblor natural – sacudida del cuerpo (2-3 minutos)
- Inspirado en el método TRE – Tension & Trauma Releasing Exercises
- Intención: permitir que el cuerpo suelte la carga acumulada.
- Ponte de pie y flexiona ligeramente las rodillas.
- Deja que tus piernas empiecen a temblar de forma natural (no lo fuerces, solo permite).
- Si te sientes cómoda, deja que el temblor suba un poco al abdomen, brazos, hombros y cabeza, sin tensión.
- Puedes dejar que el cuerpo se mueva de forma libre, como si estuvieras sacudiendo el polvo del pasado.
- Respira profundamente por la boca y deja que cualquier emoción (tristeza, enojo, cansancio) se exprese a través del movimiento.
- Imagina que las viejas cargas salen de tu cuerpo en forma de energía gris que se disuelve.
- Deja que el cuerpo descargue sin pensar.
- Hazlo 2–3 minutos y luego siéntate respirando lento.
Ese temblor es la forma natural del cuerpo de liberar tensión y miedo sin revivir el trauma.

3. Autoabrazo y conexión interna (2 minutos)
- Intención: cuidar a la niña interior, ofrecerte consuelo y ternura.
- Detente y colócate una mano en el pecho y otra en el abdomen.
- Respira profundo, sintiendo cómo tu pecho se expande.
- Di en voz baja o mentalmente: “Estoy contigo. Te perdono. Te acepto tal como eres.”
- Luego abrázate a ti mismo con ternura, como si abrazaras a tu niño interior.
Permite que surja cualquier emoción. No la analices, solo siéntela.

4. Movimiento desde el impulso (3 minutos)
Intención: recuperar el derecho a decir «no» o «sí».
- De pie, cierra los ojos y pregunta: «¿Qué movimiento necesita mi cuerpo?»
- Tal vez surja empujar, abrir los brazos, estirarte, sacudirte, levantar la cabeza o decir «¡basta!» o “¡no!” o solo respirar fuerte.
- Hazlo lentamente, respirando, sin juzgar, hasta que sientas alivio.
Devuelve al cuerpo su poder de respuesta.

5. Movimiento libre o danza espontánea (3-4 minutos)
- Pon una música suave o rítmica que te inspire.
- Deja que tu cuerpo se exprese libremente —sin juicios ni estructura—.
- No pienses en hacerlo bien.
- Imagina que estás liberando capas antiguas de tu historia con cada movimiento.
- Si surgen lágrimas, risas o suspiros, déjalos fluir.
- Termina de pie, respirando con los brazos abiertos.
Deja que tu cuerpo sea el lenguaje del alma. Sentir libertad física es sanar la libertad emocional.

6. Integrar ternura y sostén (2 minutos)
Objetivo: integrar vulnerabilidad y fuerza.
Intención: sentir que puedes sostenerte y recibir cuidado.
- Coloca una mano sobre el corazón y la otra en la espalda.
- Respira y siente que una mano te cuida y la otra te sostiene.
- Respira otra vez y siente que ambas partes se conectan.
- Imagina que abrazas a tu yo de niña, a tu ‘niña interior’.
- Permite que surja calor, tristeza o alivio.
Este gesto corporal comunica al sistema nervioso: “ya no estoy sola, me sostengo ahora.”

7. Escucha interior, gratitud y afirmación final (2 minutos)
Intención: integrar todo lo vivido en calma.
- Detente lentamente, siéntate cómoda y vuelve a respirar tranquilo por la nariz.
- Nota tu respiración tranquila por la nariz.
- Imagina una luz cálida en tu corazón que crece y te envuelve.
- Siente cómo esa paz se expande por todo tu cuerpo.
- Todo lo que fuiste… te trajo hasta aquí.
- Todo lo que eres… es suficiente.
Repite lentamente:
“Elijo soltar el pasado.
Elijo vivir desde el amor.
Hoy empiezo de nuevo.”
- Sonríe suavemente y agradece al cuerpo por acompañarte y al día por ofrecerte una nueva oportunidad.
- Bebe agua o té, escribe una frase o sensación después de cada práctica.
La quietud también es una forma de sanar.

Más allá de las teorías, el verdadero poder de esta práctica está en lo simple: respirar, moverte y sentirte presente. Ahí es donde empieza la verdadera liberación del pasado.
Recomendaciones
- Puedes hacerlo al despertar o antes de tus actividades diarias.
- Si un día sientes emociones intensas, respira y descansa; el cuerpo está procesando memorias profundas.
- Llevar un diario de sensaciones después (2-3 líneas) ayuda a observar la evolución emocional con el tiempo.
Fuentes e inspiración
Esta práctica se nutre de muchas corrientes que unen cuerpo, mente y espíritu.
Aquí te dejo algunas de las obras y autores que han inspirado los ejercicios y la filosofía detrás de “Liberar el pasado y abrir el corazón”:
- El cuerpo como camino de sanación. Las ideas de Wilhelm Reich y Alexander Lowen fueron pioneras en mostrar cómo las emociones se alojan en el cuerpo. Lowen, en su libro Bioenergética, propone liberar las tensiones físicas y emocionales a través de la respiración, el movimiento y la expresión corporal. Ambos marcaron el inicio de lo que hoy conocemos como terapia corporal integrativa.
- El cuerpo guarda la memoria: Autores como Peter Levine (Despertando al tigre) y Bessel van der Kolk (El cuerpo lleva la cuenta) explican que el cuerpo guarda la historia emocional no resuelta. Sus investigaciones en trauma y neurociencia muestran cómo liberar esas memorias a través de la respiración, el movimiento consciente y la presencia plena.
- Sanar al niño interior. El psicólogo John Bradshaw, con su libro Volver a casa, y el teórico del apego John Bowlby enseñan la importancia de reconectar con el niño interior —esa parte sensible y vulnerable que sigue buscando amor y seguridad—. Los ejercicios de autoabrazo y visualización en esta práctica se basan en sus enfoques de reparación emocional y autocompasión.
- La sabiduría del sistema nervioso. Las investigaciones de Pat Ogden (Trauma and the Body) y Deb Dana (La teoría polivagal en terapia) explican cómo el cuerpo responde al trauma y cómo podemos restaurar la calma a través de la respiración y el movimiento suave. Gracias a ellas, hoy comprendemos que sanar también significa enseñar al cuerpo a sentirse seguro otra vez.
- Movimiento, consciencia y presencia. Otros grandes maestros como Moshe Feldenkrais, Gerda Boyesen y Peter Levine aportan la base de los ejercicios suaves de movimiento, conciencia corporal y liberación emocional que forman parte de este ritual matutino.

Qué busca la terapia corporal para trauma